¿Cómo se puede llegar a Dios matando? Esa pregunta ronda mi cabeza desde hace algún tiempo y no encuentra respuesta posible. La realidad es otra, la muerte por creencias religiosas distintas está a la orden del día y parece que no tiene fin. Aborrezco a aquellos que la practican, que matan en nombre de Dios y los reto a que intenten convencerme de que sus acciones tienen un cometido que yo pueda entender. No hay nada de Dios en asesinar gente y es hora de empezar a denunciarlo...
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